Autores:
Manuel Llorente MartínezEste título encierra un curioso proyecto. Los estudiantes jerezanos perseguían emular los resultados obtenidos por un grupo de investigadores de la Universidad Nacional Autónoma de México, los cuales, habían descubierto la capacidad antibiótica del veneno de tres especies de tarántulas. Los alumnos estudiaron una especie distinta, la Grammostola rosea o tarántula chilena rosada. La investigación la dividieron en varias etapas. La primera consistía en la búsqueda y captura de bacterias; para ello, rastrearon el instituto con bastoncillos de los oídos y sembraron las muestras en un medio cultivo de Agar nutritivo a 37º C durante 48 horas. Posteriormente, seleccionaron e identificaron varias cepas bacterianas de todas las encontradas. Una vez, aislados los microorganismos, comenzó la segunda etapa. Esta fase se convirtió en una verdadera aventura, ya que había que extraer el veneno a las tarántulas, eso sí, sin hacerles ningún daño. Para ello, no tuvieron más remedio que diseñar una curiosa “máquina de anestesiar”, que dejaba a los arácnidos totalmente dormidos. Esta sofisticada máquina fue denominada “Anestesiator”, la cual, consistía en una caja de bombones con dos orificios y una minibombona de CO2. Por otro lado, los estudiantes construyeron un extractor de veneno de tarántulas, basado en la electro-estimulación de los colmillos de sus mascotas. Para ello, usaron el conocido electroestimulador Gym Form Plus, el cual, lo unieron a unas pinzas de laboratorio para llegar con mayor facilidad a los quelíceros de las tarántulas. Finalmente, con el temido líquido en su poder, sólo quedaba colocarlo cerca de las colonias bacterianas seleccionadas. De manera que, al no aparecer bacterias en las inmediaciones del veneno, demostraron la acción antibiótica del mismo
¿Qué se pretende demostrar?
Demostrar la capacidad antibiótica del veneno de la tarántula rosada chilena o Grammostola rosea.